Andaba yo con el cerebro más o menos ocioso, mientras cenaba hace unas cuantas semanas, cuando al comerme una mandarina me fijé en algo curioso. Veréis, yo tengo la manía de coger los gajos de 2 en 2, y resulta que siempre me sobraba uno. Así que mi subconsciente (ya sabéis ese que me visita de vez en cuando, que llamarlo amigo invisible queda como si estuviera loco) me lanzó una pregunta: ¿Tendrán las mandarinas un número impar de gajos siempre? Así que me comí otro par y cual fue mi sorpresa, cuando de nuevo me sobró un gajo. Y encima eran siempre 9 gajos en total ¿Habría descubierto algo? ¿Me darían el Nobel al Frutero? ¿Si le cuento esto a alguien me mirará mal?
En los días siguientes, continué con mi estudio, y ya fuera por casualidad o porque realmente era así, las mandarinas continuaban teniendo 9 gajos. Para ampliar mis pruebas, le pedí a mi madre que contara el número de gajos de las mandarinas que ella se tomara. De nuevo tuve esa sensación de que te miren como si hubieras chupado ranas tóxicas, pero aún así accedió. Si es que lo que no haga una madre...
Poco a poco mi estudio tomó forma. La norma de los 9 gajos no se cumplía siempre, pero el que fuera un número impar si. Hasta me decidí a buscar algo en Internet, y apareció esta pagina: Mandarinas. Aquí decía que tenían entre 10 y 12 en el 68% de lo casos. Eso tiraba por tierra mi teoría del número impar, aunque mi experiencia era de un 100% con ese número de gajos. Decidí que sería un científico rival intentando quitarme mi Nobel.
Cuando por fin mostré al mundo, es decir a los amigos que no me miran raro con mis freakadas, la realidad me dio un bofetón sorpresivo. Justo después de contárselo a una amiga que iba a desayunar mandarinas (Maribel siempre te odiaré por esto), abrió la mandarina y ¡salieron 12 gajos! Maldito destino cruel. Que desilusión, todos mis sueños, todo lo que iba a hacer con la pasta del Nobel, a la mierda.
En fin, voy a ver si cuento el número de frutos de las granadas...
El cierre
Quiero cerrar esta pequeña serie de mis primeros 100 días en Agile, con unas conclusiones y, como me han pedido, algún pequeño consejo.
Consejos
La verdad que no sé muy bien que consejos dar, al final es una cuestión personal como te enfrentas a un cambio así, y de tus habilidades de comunicación y liderazgo.
A mí me ha funcionado muy bien la confianza. Como Product Owner confiar en el Scrum Master y en el equipo Scrum, ha sido la mejor decisión. Confiar en que saben hacer su trabajo, y por lo tanto me darán la mejor solución técnica que conocen o se les ocurra, para construir el producto que les estoy pidiendo. Y escucharles, hacerles ver que su opinión cuenta, aunque luego al final no se haga lo que proponen. Animarles a hablar y dar su opinión libremente, sin juicios, explicándoles desde un punto de vista del Negocio por qué se quiere tal cosa u otra.
Personalmente creo desde ahí, desde la confianza mutua, la aplicación del resto de Agile es bastante más sencilla.
Conclusiones
Nos queda mucho por recorrer, eso es lo que más claro tengo. Estamos dando los primeros pasos en un camino que ahora mismo no tenemos ni idea adonde nos va a llevar, ni que nos vamos a encontrar. Lo que está claro es que no va a ser fácil, ni nos lo van a poner fácil.
Agile es un cambio, un enorme grande e inmenso cambio en todos los aspectos de nuestro trabajo. Y lo estamos haciendo mientras a nuestro alrededor el resto del mundo sigue igual, sin tener ni idea de lo que hacemos, sin entenderlo, e incluso sin ganas de saberlo. Como dijo uno de los Coach en los primeros días que hablé con él "Hemos decidido cambiar las 4 ruedas de un Fórmula 1, a 300 km/h y en medio de una curva". Ciertamente hasta ahora no alcanzaba a ver todas las implicaciones de esa frase.
Y sin embargo, veo personas ilusionadas por todos lados, más o menos implicadas, más o menos escépticas o resistentes, con mayor o menor entusiasmo, pero con un ambiente diferente al que estaba acostumbrado hasta ahora cuando he participado en proyectos de software. Claro que hay alguno que se resiste, que intenta mantener su "cuota de poder" o hacer las cosas como las ha hecho siempre, pero poco a poco entre todos eso está cambiando. Hace poco una persona de nuestro equipo en la daily dijo "¡Eh, eh! Eso de que la tarea es de X, no. Aquí cada uno va cogiendo lo que le apetece, que las tareas son de todos." Aparte de la sorpresa, me sentí orgulloso de nosotros como equipo, por fin estamos rompiendo hábitos.
No sé quizás esté siendo algo ingenuo (o cursi), es como si todos sintiéramos que somos pioneros de algo muy importante que está ocurriendo ahora, que está pasando ahí justo delante de nosotros, y que esta vez además somos parte activa de ello. Hay un ambiente de colaboración, de cooperación, de ganas de hacerlo bien, de dar lo mejor que tiene cada uno, como nunca había visto antes. Informática, Negocio, Internos, Externos de mil empresas diferentes, demostrando que se puede trabajar de otra manera. Por supuesto, no es perfecto, ni todo tan maravilloso; hay roces, hay discrepancias, hay mandones, hay pasotas, hay estrellas, hay malos momentos, etc... Y aún así, apenas hay caras largas o tristes o con desidia, lo que más hay son personas relajadas haciendo su trabajo, y ¡hasta disfrutando! Vale, y también agotados mentalmente.
¿Dónde acabaremos? ¿Bien? ¿Mal? ¿Hartos de Agile? Quien sabe, lo que está claro es que hoy por hoy estamos explorando y divirtiéndonos del camino, y decididos a llegar a los 1000 días en Agile.
Nos vemos en los tablones...
Hoy hablando con mi mejor amiga, nos hemos puesto a delirar sobre como puede la madre de un informático alardear del trabajo de su hijo. Pensadlo un momento...
Mola y es gracioso cuando a ves a un grupo de madres hablando del trabajo de sus hijos:
Madre1: Pues mi hijo es banquero y ayuda mucho a la gente dándoles préstamos. - ¡Sonidos de admiración! !oooooooh!
Madre2: Pues el mío es médico y se va África a ayudar a los negritos, y sólo por la mitad de su sueldo. - ¡Sonidos de admiración y aplausos! !ooooooh! ¡clap! ¡clap!
Madre3: Pues el mío es electricista y ha metido todo el cable de las torres Etihad el sólo. - ¡Sonidos de admiración, aplausos y la ola! !oooooooh! ¡oooooh! ¡oooooh!
Madre4: Pues el mío es ingeniero aeronáutico y con un lego que teníamos en casa ha montado un satélite ecológico y súper barato, para que veamos la tele por cable gratis. - ¡Sonidos de admiración, aplausos, ola y desmayos de la emoción! !oooooooh!
Vale, igual exagero un poco, pero no anda muy lejos de la realidad. Coño (perdón por el palabro en horario infantil) si hasta de un okupa se puede alardear.
Imaginar ahora que de repente en esa conversación suelta una quinta madre (exagerando claro):
Madre5: Pues el mío es informático y hace programación extrema orientada a objetos en C++ y con punteros, e incrustando código ensamblador para las operaciones en coma flotante, que da mejor rendimiento. Se ha inventado un algoritmo de búsqueda Quicksort 25.0 que es capaz de localizar cualquier web en 314 milisegundos.
El ruido de fondo sería: Cri, cri, cri, cri, ... y el resto la miraría como si fuera la Loca los Gatos. Si quieres ser la apestada social de los grupos de madres, esta es una técnica infalible. Pasarías a ser "¡Ay pobre! Lo que sufre, su hijo es informático. Pero no la mires que nos habla..."
Ser madre de un informático no es fácil, no puedes alardear, no puedes soltar lo bueno que es tu hijo, por una causa simple, básica y elemental (querido Watson): nadie entiende que hacemos. Y con esa facilidad de palabra, elocuencia y sociabilidad que nos caracteriza, tampoco es que lo expliquemos muy bien. Vale, y que usemos un lenguaje que tiene más siglas que el wassap de un veinteañero, tampoco ayuda. Y no, explicarlo en klingon, élfico, o alto valyrio, tampoco es buena idea...
¿Quién no ha terminado oyendo? "Vale tú te pasas el día en interné con el ordenador, ¿a qué si pillin?. Si es que os tengo calaos a los informáticos"
¿Quién no ha terminado diciendo? "Trabajo con ordenadores."
Así que levantemos una lanza en favor de las madres de informáticos que sufren la humillación de no poder alardear de ellos, y aguantan estoicamente las bárbaras exageraciones de las demás, sin poder dejar de sentir vergüenza porque su hijo "Se pasa el día en interné y sentado además"...